Mucha gente me dice que es una grandísima tontería una de mis principales reglas morales: cumplir siempre con mi palabra. Hace poco me dijo un amigo que anteponía a mis propios deseos la realización de esta idea y que eso acaba con cualquier persona porque al cumplir con los anhelos es cuando uno es feliz. Pero es que sería incapaz de divertirme sabiendo que no estoy haciendo lo que me he propuesto o lo que le he prometido a alguien. Y es que además ese sentimiento de satisfacción que te invade, que te infla por dentro, que te reconforta cuando sabes que has hecho lo que crees que debes hacer es... total y absolutamente sublime.
Ese sentimiento de bienestar me recuerda a esos atardeceres de agosto sentado en la vereda del río, semimojado aún a causa sel baño previo, en el que el sol ya no quema tanto sino que me da simplemente una calidez que recorre cada fibra de mi cuerpo y que me relaja, acompañado del suave tacto de la hierba húmeda y del rumor del agua cayendo presa abajo mientras respiro un aire limpio y fresco que inunda mis pulmones y me reconforta.
Esta sensación es lo más parecido a la descripción de lo que siento cuando hago lo que creo que está bien. Para mí una conciencia limpia es la clave de la felicidad y mi camino hacia mi principal objetivo en la vida: ser una buena persona.
Sáb Oct 30, 2010 8:46 pm Diego Clares